«In the loop», de Armando Iannucci
25/01/2010 por J. T.
Espero no me tilden de traidor si me tomo la molestia, propia y ajena, de traducirlo como “Mareando la Paloma”. Se llame como se llame, es puro sublimado corrosivo sobre la clase política occidental y su guardia pretoriana de miles gloriosus, un ganado como para perder cualquier esperanza no ya de salir de la crisis provocada por su gestión avariciosa, sino de la mera supervivencia democrática.
Se la compara, por ahí adelante- ¡Cómo no sea a partir de sus respectivos carteles publicitarios…!-, con “¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú” (Stanley Kubrick, 1963), que, mira tú, debería haberse titulado “Dr. Extraño Amor o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba”, si a su bautizo en VO hemos de atenernos. Ya puestos, tampoco anda lejana, en su sarcasmo demoledor de palabras mayores, “Senderos de Gloria” (1957), otro joyón de Stanley, en cuyo guión participaba Jim Thompson, muy señor mío de la “Serie Negra” americana, subgénero literario de consumo popular donde, oh sorpresa, pudimos enterarnos de cómo la Mafia, una vez se hubo apoderado de los negocios, se dispuso a mangonear el Poder tan ricamente. Un paso más allá de Chandler, de Hammet o de Cain, cuando Ellroy y su trompa estaban por entrar en la cacharrería, su tribu de políticos en ejercicio deja la corrupción convertida en colecta para el Domund…Si acaso no me creen, ahí está “1280 Almas”, con una muy pobre versión cinematográfica a cuestas, “Coup de Torchon” (1981), perpetrada por un Bertrand Tavernier en horas bajas.
Lo más aterrador de la ópera Iannucci (padre italiano y mother escocesa), hombre para todo-actor, guionista, director…- de la tele y la radio británicas, es que lo que viene a escupir, directo al ojo-oreja, suena a cercano y a reconocible. No menos preocupante el hecho de que podamos llegar a pensar no existen, a derecha o izquierda, políticos honestos, antesala de soluciones de corte totalitario: venga a nosotros el reino de un caudillo que nos mantenga a salvo de tal contubernio de mangantes, en la más polisémica acepción de la palabra.
“In the Loop” puede presumir, y presume, de unos diálogos para tiburones, peinados con la brillantina que proporciona la experiencia con las ondas; actores “off the wave” (acabo de inventarlo) rezumando militancia, y cierta sensación general de hallarnos ante una teleserie satírica con tres o cuatro episodios empalmados por su propia frescura e ingenio venenoso, tirando a dar por salva sea la parte al Establishment, el monstruo creado por la ciudadanía para solucionarse los problemas… De cómo un montón de estúpidos engreídos del U. K. y los USA, para el caso, es capaz de poner en pie un conflicto bélico en el que van a morir miles de personas en nombre de lo que Gala llamaba “las grandes palabras”, ésas que se pronuncian los de Arriba cuando se disponen a cargarse a unos cuantos inocentes, es de lo que va esta peli, realmente cabreante porque nos deja con las témporas confundidas al aire: votamos, por rutina, por secado de cerebro, a semejante paisanaje de ejecutivos, ejecutores en cabeza ajena.
No busquen, sin embargo, al del bigote. Se han olvidado de él; o, a lo mejor, y no sé si alegrarme o no alegrarme, el tercer mosquetero no era tan importante…
Ya que con “Teléfono Rojo” la hemos emparejado, yo tomaría nota: la remataría con una sesión de fuegos de estropicio, consecuencia de tanta irresponsabilidad e incompetencia. Puede que a Armando I., mucho más agrio y, por ende, más incómodo, que los “Monty Pythom”, se le hubiese acabado el presupuesto…El panfleto, incendiario, se diluye en tonos apagados, sin un apoteosis de ruido y de masacre, marcha triunfal para cualquier mutis aforado que se precie.
Aunque existe un Cine Político potente en Europa y Estados Unidos (Costa-Gavras, los Taviani, Oliver Stone…, por citar unos pocos ejemplos), de los “animales políticos”, ahora que lo pienso, la industria cinematográfica ha procurado mantenerse a una cierta distancia. Nótese son éstos los que manejan, además de todo lo demás, el “bisnes” de las subvenciones y los premios. Escribo esto cuando está pendiente de estreno entre nosotros “Capitalismo: una Historia de Amor”, recién salida de un Michael Moore que, me da a mí, empieza a dejar de hacerles gracia. El malo de la peli, ese político que, en tiempo de comicio, te promete oro y moro-aunque suene xenófobo, no puedo dejar de preguntarme, Jarifa, para qué puedo yo necesitar abencerrajes- y luego te canea hasta las siguientes elecciones, fue un día un ciudadano idealista y generoso que, Ley y Razón en mano, quiso cambiar el mundo y se metió en política. Hoy, ay, resulta plenamente identificable entre el gentío: en un sarao, es el primero en abalanzarse, voraz, sobre la fuente de croquetas y hacerle un “dieznegritos”. Si queréis conocer los detalles metamórficos, nada mejor que repescar “All the King´s Men” (“El Político”, 1949, Robert Rossen). El círculo lo cierra una metáfora sobre el Maccarthysmo, no sé muy bien si llena de amargura o desmovilizadora: en “Solo ante el Peligro” (Fred Zinnemann, 1952), su protagonista, sheriff de una Fuenteovejuna aborregada, al final, desencantado, lo manda todo a hacer puñetas. La soledad del político frente a las masas convertidas en rebaño… ¿Quién abandona a quién? ¿De verdad no se sienten respaldados para emprender, de una vez, esa revolución que no acaba de llegar y se aplaza sine siglo…?
No quisiera dejar de mencionar, en este pío-pío rosario de la aurora, un título emblemático, otra vez “made in USA”: “Tempestad sobre Washington” (Otto Preminger, 1962) donde la “clase política” muestra su ropa interior y sus marrones. Ni perdamos de vista, tampoco, algunas perlas cultivadas por Buñuel, sembradas a lo largo de su filmografía, acerca de del oficio (y pingües beneficios) del “homus politicus mundialis”: ¿qué sería de “El Diario de una Camarera”, “El Ángel Exterminador”, “El Discreto Encanto de la Burguesía” o “El Fantasma de la Libertad” sin sus publicanos de amplio espectro, otra vez contemplados con un humor que, en definitiva, quita hierro al asunto y, encima, les permite a Ellos presumir de liberales…?
Y Kubrick/ Burgess, de propina: ¿Acaso “In the Loop” no resultaría pintiparada en un “tratamiento Ludovico” para políticos que se olvidan de la Polis y sólo piensan en las “pelas”: medrar ellos, en lugar de servir al ciudadano? No me contesten ahora…Háganlo la próxima vez que sientan miedo ante el Futuro…
(Publicado en DIARIO DE FERROL)
Publicado en El cine de los Lunes | 2 comentarios
Me ha gustado. Me recuerda en la imagen —y en estilo y lenguaje— a series como The office o Modern family.
Sin desmerecerlo, ni mucho menos, creo que le quedaría muy bien un final como el de Quemar después de leer. «¿Qué hemos aprendido de todo esto?».
Un saludo.
Sin duda creo que la película «In the loop» es increíble, por los grandes actores con gran trayectoria, pero en especial porque se trata de un guión de Armando Iannucci, el mismo que dirige la serie Veep de HBO. Además he leído que es de las mejores películas.