JOHNNY «TIROSLARGOS» aka «GUNNY» JOE para sus Muchachos
Johnny, con los puños en los bolsillos (chiste privado para cinéfilos septuagenarios)
Johnny «Tiroslargos», apoyado en el quicio del saloon bebedor, aguardaba la llegada de la diligencia procedente de Abilene. Su aniñado rostro mostraba claros signos de impaciencia. Dolly, su chica de cosenos turgentes y caderas de ensueño, había viajado en ella para algo más que palabras : el haberse comprado un sombrerito afrancesado que lucir en sus próximos esponsales… Puestas así las cosas, su galán tendría que andarse con ojo, no fuera a ser que lo que empezara con un smoking de alquiler terminara con un sudario a la medida…
Y es que, de aquellos polvos, estos lodos y si no, al tiempo… Tras haber descubierto una mina de oro en la Cañada del Diablo, Johnny se disponía a registrar su hallazgo en la oficina del Sheriff Malloy no fuera a ser que la banda de Slim, el Cavernícola se dispusiera a quedarse con el botín de malas a primeras. Lo de la dialéctica de los puños y las pistolas iba en su carro a misa: lo suyo era armar una muy gorda.
Slim, el Cavernícola. poniendo cara de pésimo
Para animarse, nuestro hombre se puso a ensalivar tabaco de mascar, procedente de una escupidera de latón dorado, y a dar unos besos callados a su cantimplora, whisky y leche de búfala cafre mitad y mitad.
-Que me ahorquen si no escucho doce cascabeles y no precisamente de sus víboras cornudas del desierto sino de mulas pardas en numero de cuatro… – masculló el pistolero, rascándose las ingles con la espuela oxidada, por culpa de un prurito ladillero – Dolly está a punto de llegar, oliendo a nomeolvides su pechera… Nena, muñequita linda de cabellos de oro; de dientes de perlas, labios de rubí…, ¡qué ganas tengo de gritarle «más madera»… ! Eso es marxismo y lo demás son cuentos hegelianos…
Fue llegar y besas a la santa en sus mejillas donde el rouge se mezclaba con las rosas y su mirada con el cielo turquesa donde Arizona sienta plaza al Oeste del río Pecos, según se moja, siempre que no esté hecho un secarral de tomo y lomo.
-Cariño, mejor será te prepare el baño calentito…- bisbiseó, solícito, Juanito- «Polvus eris et in pulvis reverteris», como dice el pastor en sus sermones, ése que va a desposarnos por el rito mormón, con permiso de Sherlock Holmes…
Pero la tal Dolly, mala como un dolor de sarna erisipérlica gatuna, se dispuso, con sorna, a poner las cosas en su sitio:
-¡Mira que eres niñato, Johnny el Nene…! Mormones o mamones o borbones, tanto monta… En los ranchos aparte, se rían a tus espaldas jorobetas… Debería escribirte M. L. E., es decir Marcial Lafuente Estefanía, que es el más grande, o al menos eso dicen de su nombre de pila. La fuente de dinero que ha logrado, tiro que te crio, con sus ediciones de bolsillo… No hay dos sin tres, querido pero poco: Estefanía de Mónaco se muere por sus huesos y sus carnestolendas… Así, en gallego abierto, a «tolas» llaman «locas» o «locuelas»… ¿Qué sabrás tú, vamos a ver, que yo no sepa…? Presta mi oreja pues, por no perder del tallo los detalles… ¿Me sigues cual faldero o debo repetirlo como el hipo tenuso…? Una boda es una boda y una banqueta… Marcial Lafuente y Tellado, Corín, la violinista en tejado de zinc para gatas centígradas…
Johnny «Tiroslargos» no estaba acostumbrado a tales rifirrafes. Cabía pensar que, a su pareja de todo meter, le había picado una tarántula dañina o el calorazo californiano del desierto, vuelta y vuelta, la hubiese recalentado la sesera. Sería sensato seguirle la corriente voltaica, por si acaso…
-La «novela rosa», como género menor, convirtió en millonaria a su escritora… – siguió perorando Dolly, en su dale que te pego y van siete- «Secretaria en busca de jefazo guapetón» era su santo y seña. Nada de folletines o follones radiofónicos: suave como visón y las fresas con nata… ¿Qué pasaría si ambos géneros, contrarios de por sí, hablo del western peleón y el relato sentimentaloide, se mojasen la oreja?
Una mina de oro les estaba aguardando, pepita tras pepita en pepitoria, sin necesidad de que Slim, el Cavernícola y su banda se hubiesen salido con la suya.
Paren el carro pues mis amables lectores… Marcial Tellado y Corín Lafuente ya se han puesto las botas y botines respectivamente, con Ennio Morricone en la banda sonora atracando los bancos…
THE HAPPY END
Jeniferia Jones trabajando de Perla Chávez por los mismísimos, en Sol sostenido mayor, el sol que más calienta la mollera, dispuesta a tirar de la manta de un momento a otro, por culpa de Gregorio Pi (3. 14. 16).
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